jueves, 8 de enero de 2009
objeto deseado
Miro las herramientas,
el mundo que los hombres hacen, donde se afanan,
sudan, paren, cohabitan.
El cuerpo de los hombres, prensado por los días,
su noche de ronquido y de zarpazo
y las encrucijadas en que se reconocen.
Hay ceguera y el hambre los alumbra
y la necesidad, más dura que metales.
Sin orgullo (¿qué es el orgullo? ¿Una vértebra
que todavía la especie no produce?)
los hombres roban, mienten,
como animal de presa olfatean,
devoran y disputan a otro la carroña.
Y cuando bailan, cuando se deslizan
o cuando burlan una ley o cuando
se envilecen, sonríen,
entornan levemente los párpados, contemplan
el vacío que se abre en sus entrañas
y se entregan a un éxtasis vegetal, inhumano.
Yo soy de alguna orilla, de otra parte,
soy de los que no saben ni arrebatar ni dar,
gente a quien compartir es imposible.
No te acerques a mí, hombre que haces el mundo,
déjame, no es preciso que me mates.
Yo soy de los que mueren solos, de los que mueren
de algo peor que vergüenza.
Yo muero de mirarte y no entender.
miércoles, 7 de enero de 2009
Señor, me has dado un hijo
y te pido la piedad
me le concedas el don
de ser un hombre de paz.
Que nunca forme barreras
para hacer la caridad
y sea legal consigo mismo
y que viva en hermandad.
Y dale a su pensamiento
luz para comprender
y lo lleves por caminos
iluminados de fe.
Que nunca pueda la ira
hasta sus manos llegar
y le acompañe tu amor
para librarlo del mal.
Y que oiga en su conciencia
la voz de su corazón.
Y líbralo de la avaricia
infamia, odio y traición.
Concédele la providencia
y que sea hombre cabal.
Gracias, Señor, gracias
Dios de inmensa bondad.